La alternativa a la leche materna

La alternativa a la leche materna

La lactancia artificial, o de fórmula, es una solución eficaz que aporta los nutrientes indispensables para el bebé.

La leche materna es el alimento ideal para un bebé sano. Aporta las sustancias nutritivas indispensables. Para su crecimiento y desarrollo, protege su sistema inmunológico y favorece el vínculo afectivo madre-hijo. En esto coinciden todos los expertos en alimentación infantil.  

Aún así, puede suceder que la leche materna sea insuficiente o que la madre decida no amamantar al bebé. En ese caso hay que recurrir a la lactancia artificial. La leche de fórmula para lactantes (o leche adaptada) está elaborada especialmente para cubrir todas las necesidades nutricionales del bebé. De todas formas es importante escuchar el consejo del pediatra sobre el tipo de fórmula más adecuada para el organismo del bebé.

Una leche materna para cada etapa

La leche de vaca no es apta para un lactante antes de su primer cumpleaños, ya que su metabolismo todavía no está preparado para digerirla.

Hay diversas fórmulas y diferentes etapas para cada una de ellas:

  • De inicio, o 1. Preparada para cubrir las necesidades del lactante desde que nace hasta los cuatro o seis meses.

  • De continuación, o 2. Se da desde los cuatro o seis meses hasta el año o más. Se puede dar hasta los 36 meses. En este periodo se introducen paulatinamente otros alimentos.

  • De crecimiento, o junior. Se puede dar desde el primer año hasta los tres años. Es el paso intermedio entre la de continuación y la leche de vaca.

Elegir la mejor fórmula de leche para cada etapa

No todas las leches adaptadas son iguales. Existen diferentes tipos según su composición y elaboración:

  • A base de leche de vaca. Proporcionan la nutrición adecuada para un lactante en su primer año de vida. En el mercado encontramos algunas enriquecidas con hierro.

  • A base de soja. No contienen proteínas de leche de vaca. Son leches sin lactosa, indicadas para niños que tengan intolerancia a la lactosa o que sean alérgicos a las proteínas de la leche de vaca.

  • Leches especiales. Para lactantes con algún tipo de trastorno metabólico. También para casos de intolerancia o diarreas. En este grupo encontramos, por ejemplo, la leche derivada de la de vaca pero sin lactosa.

  • Para prematuros y recién nacidos de bajo peso. Aportan los nutrientes necesarios para cubrir los requerimientos nutricionales de este grupo de lactantes.

Alergia a la leche de vaca

Aunque el lactante no toma leche de vaca hasta cumplir el primer año de vida, las fórmulas de leche artificial están elaboradas a base de leche de vaca. Eso sí, modificadas para que se adapten al organismo y al aparato digestivo del bebé.

De ahí que el lactante que se alimenta con leche artificial pueda presentar alergia a una o más proteínas de la leche de vaca, ya que, aunque estas proteínas están modificadas y en proporciones diferentes, siguen estando presentes en las fórmulas.

Algunos síntomas que nos alertarán de que el bebé puede ser alérgico a la leche de vaca son:

  • No gana peso. Crecimiento irregular.

  • Abdomen abultado.

  • Diarreas y vómitos frecuentes. Las diarreas pueden llegar a ser sanguinolentas.

  • Urticaria y eczemas.

  • Inflamación facial.

  • Respiración sibilante.


Estos síntomas, no exclusivos de la alergia a la leche de vaca, pueden manifestarse inmediatamente (a veces incluso al contacto de la boca con la tetina manchada de leche) o varias horas después de ingerirla (de aparición tardía). Según la Asociación Española de Pediatría, en la mayoría de los casos la sintomatología empieza al iniciar la lactancia artificial –con las primeras tomas de leche adaptada o tras un corto periodo de lactancia artificial y mixta– y suele alargarse durante el primer año de vida.

Recuerda

Para un consejo más personalizado, no dudes en contactar con tu farmacéutico Alphega.